Desde la semana pasada que me lo informó personalmente sentí una inmensa alegría de que me haya hecho participe de su "pequeña gran felicidad". Escoger el obsequio con tanto esmero y dedicación, imaginándola en su nuevo (pero temporal) cuerpo, creándome tantas expectativas, incluso proyectándome en su situación y revalorando la posibilidad...
Hoy en la mañana en el traslado de casa a la esclavitud disfrazada, escuché esta canción y cayó como anillo al dedo a mis divagaciones matutinas y me llegó de nuevo el instinto y los pensamientos profundos...
Por fin llegó el momento y derrame las lágrimas suficientes para que las emociones no se atoraran en mi pecho, toqué su vientre y pregunté su nombre...
La semana pasada camine por Reforma y hay una expo fotográfica sobre Cuba, esto viene al caso por el siguiente fragmento de una carta que Ernesto Guevara de la Serna (El Che), escribió a sus hijos y que resume como me gustaría educar a los mios, en el supuesto de que lleguen, en el supuesto de que yo fuera una buena madre...