miércoles, octubre 29, 2014

COTIDIANIDADES...

El sonido de los autos en las calles, el teclado de una computadora, el teléfono que no deja de sonar, ir, venir, imprimir, sonreír, caminar sobre incómodos y altos zapatos, beber café y coca zero, fumar con desesperación, aspirinas en la bolsa y ranitidina en el cajón, dolor de cabeza, contracturas, hipercompetencia...

Paga las deudas, renueva pasaporte, tramita visa hasta para orinar, revisa documentos, negocia contratos, responde correos, ah!, no olvides ser linda y saberlo todo...

¡Esta es la glamourosa vida a mis casi treinta!

Quiero bajarme del tren!, contarle a alguien como estuvo mi día, platicar del porqué la gallina fue antes que el huevo, mirar películas absurdas, hacer castillos en el aire, desconectarme de la realidad con un abrazo...

Observo a mi alrededor a una, dos, tres, cuatro personas, ofrecen poco, yo ofrezco nada, no me interesa, no veo a quien yo quiero y sigo de frente taladrándome la mente y el corazón con el sonido insoportable de los autos en las calles, el teclado de una computadora, el teléfono que no deja de sonar...


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sé que no estás sola, no porque esté contigo en los mismos sufrimientos, sino porque también sufro, porque soy parte de esa comunidad de almas que son atormentadas por el simple hecho de vivir, de envejecer, de saber que hay plazos que se cumplen pero promesas que se desvanecen, me miro todas las noches en la misma luna que tú y solo identifico las marcas imborrables de las arrugas que surcan mi rostro, me pregunto donde quedó la juventud, en que momento de distracción salió corriendo sin decirme cuando volvería, mientras espero a ver si vuelve también espero las expectativas que parece vienen con retardo, trato de no desesperar y por ello distraigo la mente en fantasías de otros, en sueños ajenos, en chismes que me nutren de la vida de otros, pero cuando vuelvo siempre es peor, cada vez tengo menos vida, menos chances, y las expectativas parecen haber salido corriendo junto con la juventud, la juventud que se perdió y que ahora busco en carnes frescas, en besos nuevos, en abrazos ajenos, esperando que dejen en mi un poco de su fragante rocío de pubertad, pero al final solo quedo yo, conmigo, y esa es la compañía más insoportable, es la daga que me hace pensar en morir.

COYOLXAUHQUI dijo...

Pues no, me parece que no padecemos lo mismo, no me atormenta vivir y tampoco pienso en morir, es sólo que a veces la rutina puede más que mi paciencia...

Espero que en una de esas búsquedas de "carnes frescas, besos nuevos y abrazos ajenos...", encuentres a alguien que te regrese las ganas de vivir, que encuentres la compañía que te haga reconciliarte contigo.

Un abrazo!

Elise dijo...

-_-